Empaca tus alas y vuela, mariposa emancipada;
Aletea en silencio, sin que el rocío empañe tu mirada
Sin que se escuche el eco de tu desgastada risa;
Sin que un suspiro acompañe tu corona de lágrimas.
Que los recuerdos más bellos sólo se lloran en sueños;
Y los adioses más tristes, cuando desgarran el alma,
Sólo nacen de noche
(Como en otoño la brisa)
Para hacerse invierno en las venas, al llegar el alba...
Adioses que hacen temblar el suelo, que hacen llorar al cielo,
sin que medie entre los dos una sola palabra...
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