Una estrella vi una noche en el cielo,
Y como ella anhelé florecer;
No por el intenso brillo de su estela,
Sino por la libertad de su ser.
Entonces, tomé mis miedos y con ellos fabriqué alas,
Y trafiqué con mis viejos sueños por un café
Que lograra desvelarme una noche eterna,
Hasta que logre alcanzar el cielo que soñé.
Desde entonces danzo en el aire, como un cometa:
Mitad el hielo que congela tus ansias,
Mitad el fuego que entibia tu piel.
No soy la princesa que crees,
Yo no creo en los cuentos de papel;
Mi corazón está empotrado en el ojo de la tormenta,
No en la fina grava, en la que nunca hallarás mis pies.
Si quieres estar conmigo, te guiaré por el firmamento
Para dibujar nuestros sueños con dos abrazos y un pincel;
Sino, déjame seguir flotando entre nubes
Y no martilles mis ilusiones con tu cincel...
Que no hay noche muy oscura para quien tiene brillo en el alma
Y guarda en su espíritu el fuego del amanecer...
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